San Josemaría, aragonés de una pieza

Carta al director de Conchita del Moral Herranz en el diario del AltoAragón, con motivo de la fiesta de san Josemaría, fundador del Opus Dei.

Diario del AltoAragón Aragonés de una pieza (PDF)

Así lo eras San Josemaría, no tenías doblez y siempre con la verdad en tu actuar: “al pan, pan y al vino, vino” pero sin humillar a nadie, siempre comprendiendo y sacando lo positivo de las personas.

Sabías escuchar, dar un consejo oportuno, pero jamás coaccionabas y ante las incomprensiones que sufriste, siempre perdonabas y rezabas por ellos. Solías decir: “Todo para bien” y así lo enseñaste a tus hijos.

Eras un fiel hijo de Dios, a quien amabas con locura. Incondicional al Papa y a la Iglesia, siguiendo siempre sus enseñanzas. Acudías a la Virgen con el cariño de un buen hijo a su madre y en su honor erigiste un santuario y acudías a otros santuarios como romero a rezarle, pidiendo paz para todas las almas.

Predicabas con tu ejemplo que todos podemos alcanzar la santidad en medio del mundo, sin hacer cosas raras, tratando de realizar nuestro trabajo diario bien hecho, no por lucirnos, sino por amor a Dios y tratar de acercarle a El muchas almas, para esto fundaste el Opus Dei, Obra de Dios. Algunos te trataban de loco, no se daban cuenta que esto ya lo vivían los primeros cristianos y el mismo Jesucristo, la Virgen y San José.
Todos los que se acercaban a ti eran bien acogidos, no hacías acepción de personas, solías decir: “Todos somos hijos de Dios”.

Quisiera resaltar algunas de tus virtudes, aunque todas las vivías en grado heroico porque luchabas, no te quedabas pasivo, por eso la Iglesia lo reconoció y te incluyó en el libro de los santos.

Eras un santo alegre, a tu lado se respiraba paz, el centro de tu vida era la Santa Misa, qué fe y piedad ponías cuando la celebrabas. Al dar la bendición con el Santísimo, tu fe y amor se reflejaba.

El día 26 de junio de 1975 después de una reunión familiar con hijas tuyas de los cinco continentes, Dios te llamó a su presencia, te tenía las puertas abiertas para recibirte como siervo bueno y fiel en el cielo; para tus hijos fue duro, pero tú nos enseñaste a amar la voluntad de Dios y desde allí notamos tu ayuda. ¡Gracias Padre!

Conchita del Moral Herranz

Diario del AltoAragón