“Descanso significa represar: acopiar fuerzas”

Descanso significa represar: acopiar fuerzas, ideales, planes... En pocas palabras: cambiar de ocupación, para volver después –con nuevos bríos– al quehacer habitual. (Surco, 514)

Siempre he entendido el descanso como apartamiento de lo contingente diario, nunca como días de ocio. (Surco, 514)

Aprovéchame el tiempo. -No te olvides de la higuera maldecida. Ya hacía algo: echar hojas. Como tú...

-No me digas que tienes excusas. -No le valió a la higuera -narra el Evangelista- no ser tiempo de higos, cuando el Señor los fue a buscar en ella.

-Y estéril quedó para siempre. (Camino, 354)

Luchad contra esa excesiva comprensión que cada uno tiene consigo mismo: ¡exigíos! A veces, pensamos demasiado en la salud; en el descanso, que no debe faltar, precisamente porque se necesita para volver al trabajo con renovadas fuerzas. Pero ese descanso –lo escribí hace ya tantos años– no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo. (Amigos de Dios, 62)

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