
Os he llamado amigos (V): Mirad qué buenos amigos
La amistad que ofrece un cristiano a quienes le rodean siempre ha sido un motivo de admiración. Con el paso del tiempo, surgen siempre nuevos escenarios y nuevos retos.
Evangelio del día y comentario: reflexión diaria sobre el evangelio del día para orar con la Palabra de Dios.
La amistad que ofrece un cristiano a quienes le rodean siempre ha sido un motivo de admiración. Con el paso del tiempo, surgen siempre nuevos escenarios y nuevos retos.
La amistad entre las personas llamadas a una misma misión permite que esta sea siempre un camino lleno de felicidad.
Dejarnos querer por los demás es una manera de abrir espacio para Dios en nuestra vida. Jesús lo hizo hasta sus últimos momentos en la tierra.
El "mandamiento nuevo" que nos confió Jesús al final de su vida en la tierra descubrió una nueva dimensión de la amistad humana: se trata de auténtico apostolado.
Dios siempre ha buscado activamente la amistad con los hombres, ofreciéndonos vivir en comunión con Él. Ni la debilidad humana ni el polvo del camino le han hecho cambiar de opinión. Dejarnos abrazar por ese Amor incondicional nos llena de luz y de fuerza para ofrecerlo a los demás.
Tenemos una historia, una familia, un vecindario, una cultura... Cada uno de nosotros es hogar y puede por eso crear hogar allí donde va. El camino siempre abierto de la madurez de la personalidad pasa por vivir y concebir nuestra vida en función de los demás.
Para vivir la caridad hay que comenzar reconociendo en el otro a alguien digno de consideración, y ponerse en sus circunstancias. Se trata de tener empatía, tema de un nuevo editorial de la serie sobre "Formación de la personalidad".
Saber escuchar y estar abierto a las opiniones de los otros, son condiciones indispensables para vivir la caridad. Sólo así el diálogo mutuo será ocasión ordinaria de acercarse a la Verdad. Nuevo texto de la colección sobre “Educación de la personalidad”