Años de juventud de Álvaro del Portillo
Desde muy joven Álvaro se preocupó por la pobreza moral y material. No era una preocupación teórica. Supo dedicar tiempo a dar catequesis en barrios periféricos de Madrid y atender a niños sin nada ni nadie, que vivían en la calle esperando que alguien se ocupara de ellos.
"Vamos a rezar a Álvaro del Portillo para que la pelota vuelva"
Karol, Javier y Juan son tres niños de Palma de Mallorca que han sido testigos de un “milagro”. No ha sido una gran curación, ni han encontrado un puesto de trabajo o una buena novia para el día de mañana; se trata de algo mucho más cotidiano.
Tres en uno
Don Álvaro es mi intercesor para buscar empleos. Ya me ha concedido otros favores que escribí. Esta vez los ha concedido a mí y a dos amigas.
Dos corazones latiendo
Mi esposo y yo llevamos casados casi seis años. Nos casamos jóvenes: él tenía 23 y yo 25. Nuestra mayor ilusión era formar una familia.
Desapareció por completo
Trabajo en la administración de una residencia grande. Un día me caí en el suelo de la cocina y, para no golpearme la cara, puse los brazos. Desde entonces tuve un fuerte dolor en los brazos y en las muñecas.
Volvió a su vida normal
Hace aproximadamente cuatro meses, mi madre comenzó con temblores en las manos y en los labios. Fuimos a un doctor y le diagnosticaron el mal de Parkinson.
Consiguió plaza en la universidad
Mi hermano acabó el bachillerato. Yo no podía inscribirlo en una universidad privada por falta de dinero. Somos huérfanos y soy la mayor.
Menos del 1%
Gloria, mi cuñada, estaba embarazada de ocho meses de su quinta hija cuando le fue diagnosticada una anomalía preocupante que los médicos llaman "placenta previa". Unos días más tarde tuvo una hemorragia y fue llevada en ambulancia al hospital.
No tenía la culpa
En Navidad aumenta el tráfico en la ciudad. Un día, parada en un semáforo en rojo, un auto manejado por un joven me cerró, y al hacerlo se le rompió el espejo lateral, pues rozó con el mío.
En la tormenta de nieve
Mis padres rezan por mí y por mi familia todos los días. Son padres de 7 hijos, abuelos de 32, y bisabuelos de 7. (…) Recibieron una estampa [de don Álvaro] de un viejo amigo y el día que comenzaron a rezarla fue cuando sucedió el milagro.