Una familia del Somontano

"Josemaría Escrivá de Balaguer es uno de los hombres más importantes en la historia de la Iglesia del siglo XX, y al fin se realiza un estudio sistemático de sus relaciones familiares". Publicamos un artículo extraído de www.elsemanaldigital.com

Los padres de san Josemaría.

El escritor vasco-salmantino Miguel de Unanumo nos enseñó la importancia de la intrahistoria dentro de la historia con mayúsculas. Con frecuencia la novela, como espejo a lo largo del camino, que decía Sthendal, es más elocuente sobre la forma de vivir de los hombres en un período, que la narración de un historiador cuando sólo se ciñe a los personajes del poder, los que tomaron las decisiones políticas y sociales de una colectividad.

"A través de la genealogía nos damos cuenta de que pertenecemos a una historia que es más grande que nosotros. Y captamos con mayor verdad el sentido de nuestra propia historia", ha escrito el cardenal Nguyen van Thuan en su libro Testigos de Esperanza.

El libro que nos ocupa (Esther, Gloria y Lourdes Toranzo: Una familia del Somontano, Ediciones Rialp) no es una novela, sino una indagación investigadora sobre una familia aragonesa del Somontano, la de José Escrivá y Dolores Albás, padres del fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer y Albás, canonizado por el papa Juan Pablo II como San Josemaría Escrivá. El propósito de las tres hermanas autoras del libro ha sido el de dar a conocer el humus familiar en el que se crió el citado personaje nacido en Barbastro y que iba a tener un protagonismo en la Iglesia del siglo XX.

Las tres autoras, doctoras respectivamente en Derecho, Filología Clásica y Filosofía por la Universidad de Madrid, conocieron a buena parte de la familia del fundador del Opus Dei, lo que facilitaba el proyecto. El resto fue repartirse el trabajo en una búsqueda de datos en el Archivo General de la Prelatura, obras escritas por el fundador, documentos autógrafos o impresos y revelaciones testimoniales. El resultado es un friso vivo sobre una familia del siglo XX, de una posición acomodada pero sin riqueza, que se arruinó con el consiguiente cierre del pequeño negocio familiar: una fábrica de chocolates en Barbastro; emigración a una provincia vecina, La Rioja; traslado a Madrid donde el hijo mayor fundaría el Opus Dei en 1928, y nuevo traslado a Roma, donde José María Escrivá deseaba vivir para hacer la institución católica y universal. Su hermana Carmen, y periódicamente, su hermano Santiago, también estuvieron cerca de él en la Ciudad Eterna.

Un estilo de vida familiar que responde a un tiempo muy concreto, a una familia con raigambre católica que sabe asumir las contrariedades de la existencia y que se enorgullece de su hijo sacerdote, al que ayudan con sus medios y su energía al empeño de una nueva fundación dentro de la Iglesia que, como en todas las vidas de santos, acarreará incomprensiones y dificultades extremas. El libro pone bien manifiesta la dedicación de Dolores Albás y Carmen Escrivá a los primeros años del desarrollo del Opus Dei, con los primeros estudiantes que se acercan a la recién creada institución.

José María Escrivá dejó bien patente en sus escritos la importancia y la dedicación que había que tener a la familia. Dejó acuñada con fuerza la expresión de "dulcísimo precepto" al cuarto mandamiento de la ley de Dios, pero no por eso estuvo apegado a su familia. Sabía que las obligaciones de estado en que se había comprometido le hacían estar lejos de ellos, pero siempre con un contacto telefónico o epistolar. Su madre murió junto a su hija Carmen, mientras él predicaba unos ejercicios espirituales a sacerdotes en Ávila. También se cuenta que, pese a vivir ambos en Roma, pasaba a veces hasta un mes sin poder ver a su hermana Carmen por las muchas tareas que le exigía su celo apostólico.

Los distintos emplazamientos que tuvo la familia de los Escrivá y Albás dotan a la narración de numerosos datos geográficos y sociales curiosos y variopintos sobre una España no precisamente rica ni audaz. La intrahistoria se hace así cercana y conmovedora, por lo real de los datos y la cita de nombres y lugares, todo ello revela una estética de existencia. Tampoco se escamotea la reflexión ética ante los comportamientos y las decisiones de los protagonistas oriundos del Somontano.

Julia Sáez-Angulo// Semanaldigital.com