El prelado del Opus Dei reclama “trabajar por la serenidad” tras el coronavirus

Vida Nueva reseña el libro-entrevista de la teóloga Paula Hermida con el título ‘Cristianos en la sociedad del siglo XXI’ (Ediciones Cristiandad).

Vida Nueva El prelado del Opus Dei reclama “trabajar por la serenidad” tras el coronavirus

El prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, acaba de publicar un libro-entrevista con la teóloga Paula Hermida con el título ‘Cristianos en la sociedad del siglo XXI’ (Ediciones Cristiandad). A lo largo de sus páginas conversan sobre el trabajo, las relaciones familiares, la amistad, las nuevas tecnologías, la fe o el sentido del dolor. El diálogo se organiza en torno a 70 preguntas y cuatro capítulos.

Tiempo de esperanza

Ocáriz, analizando la situación actual destaca que ante la fragilidad y la volatilidad en la relaciones humanas. Por ello, reclama “una emergencia afectiva”, para sanar “las heridas del corazón y ayude a alcanzar la madurez”. “Todos hemos descubierto o redescubierto de un modo nuevo que necesitamos a los demás, que somos parte del mismo mundo” señala el prelado según recoge Europa Press.

Además, pide no actuar como “agentes externos incontaminados, que no existen, sino como miembros de la única familia humana”. Y propone como receta “volver a poner la gratuidad en el centro de la relaciones, no el mero interés” y “subrayar la misericordia frente al mérito, el amor incondicional frente al interés o el beneficio”.

Pasando a otros temas, el prelado destaca que “la vitalidad en la Iglesia no depende tanto de fórmulas organizativas, nuevas o antiguas, cuanto de una apertura total al Evangelio, de un impulso real y profundo por amar más y mejor a Dios y los demás”. Y hace una invitación a la esperanza, de “comprobar cómo Dios sigue llamando y se sigue haciendo presente en la vida de tantas personas, que vienen a ser los Saulo de Tarso de este tiempo”.

Para ello, ha reclamado que “es necesario trabajar por la concordia, por la serenidad y apertura de espíritu en la confrontación de pareceres, pero no a costa de reducir el cristianismo al ámbito puramente privado”. “Si se cayera en ese extremo, el mismo bien temporal, terreno, de la sociedad civil quedaría seriamente comprometido”, asegura Ocáriz.