Mons. Juan José Asenjo: “Álvaro del Portillo es un gran patrimonio para la Iglesia”

Así definía el arzobispo de Sevilla al futuro beato, sucesor de San Josemaría Escrivá, al frente del Opus Dei: "un sacerdote humilde y sencillo, dotado de una gran inteligencia, amor a Dios y naturalidad. De sonrisa permanente, afabilidad constante, y deseo de servir a la Iglesia y a las almas”.

El patio del Hospital de la Caridad de Sevilla fue el día 9 un hervidero de expectación. Más de doscientas personas aguardaban “calurosamente” la apertura de la exposición itinerante Un santo en datos, organizada por la Asociación para la Memoria de Álvaro del Portillo en preparación de su próxima beatificación, que realiza en la capital andaluza su tercera parada y que se puede visitar en su sala de exposiciones entre el 9 y el 20 de junio.

“Radiografía de un servicio” se llama precisamente uno de los paneles de esta muestra que recoge el trabajo de más de cuatro décadas de Álvaro del Portillo en la Santa Sede, su empeño por difundir buena doctrina por todo el mundo y su desvelo constante por la formación de los sacerdotes.

“Los santos son camino privilegiado y fecundo de evangelización, señaló Mons. Asenjo. Son referentes y modelos del amor más grande y la fidelidad más plena. Un interrogante y una interpelación para los que no creen. La Iglesia necesita una nueva generación de santos. Santos en los que sopla y habla el Espíritu Santo con ternura y firmeza al mismo tiempo. Nuestro deber es encarnar la santidad de la Iglesia”.

Esta exposición precisamente está dirigida al hombre y a la mujer modernos, empíricos, acostumbrados a medir, pesar, cuantificar los datos, para quienes la santidad puede ser un concepto demasiado difuso. Lo explicaba la arquitecta de la muestra, Loreto Spá, antes de empezar la visita guiada. A través de la profusión de datos que recogen las infografías de estos paneles semicilíndricos retroiluminados, acompañados de vídeos que hacen más cercana la figura de Álvaro del Portillo, el visitante puede descubrir el valor añadido que supone para el mundo una vida entregada a Dios y a los demás.

Juan Ignacio Zoido afirmó que venía “encantado a la presentación, a la que acudiría incluso de no ser el alcalde”.

Como concluía el arzobispo de Sevilla, Álvaro del Portillo es un “tesoro de santidad, espiritualidad y testimonio”. "La iglesia va a elevar a los altares a un santo de nuestro tiempo que será -es ya- un firme apoyo para la nueva evangelización”.

La intervención de Mons. Asenjo estuvo precedida por las palabras de bienvenida del vicario del Opus Dei en Andalucía y Extremadura, Juan Vera, que recordó sus vivencias con el sucesor de San Josemaría y su ejemplo de “oración, mortificación y trabajo”; una tríada, que dio pie al alcalde de Sevilla -siguiente en tomar la palabra- a bromear afectuosamente acerca de su posición en el discurso entre los dos intervinientes. Juan Ignacio Zoido afirmó que venía “encantado a la presentación, a la que acudiría incluso de no ser el alcalde”. Y añadió: "las cifras nos hablan de matemáticas, la santidad, de Dios y de hombres buenos. Los santos nos marcan un camino de servicio a los demás y al bien común”.

Sevilla no es ciudad ajena al próximo beato. En ella, concretamente en el Archivo de Indias, un joven Álvaro, ingeniero y estudiante de Filosofía y Letras, documentó su tesis doctoral sobre Descubrimientos y exploraciones en las Costas de California. Y a ella vino en cinco ocasiones, acompañando a San Josemaría en los inicios y desarrollo de la labor apostólica del Opus Dei en esta ciudad. En varias ocasiones visitaron a un gran amigo, el cardenal Bueno Monreal, que fue profesor de Teología Moral de Álvaro del Portillo en su preparación al sacerdocio.

El Hospital de la Santa Caridad tampoco es extraño. Su iglesia de San Jorge alberga los cuadros de Valdés Leal sobre la muerte que impresionaron a San Josemaría y le dieron pie a escribir el punto 442 de su libro de meditación Camino, como se recoge en un panel a la entrada de la exposición. ¿Más semejanzas? Dos venerables –Miguel de Mañara y Álvaro del Portillo- unidos por las mismas pasiones: el servicio a la Iglesia y la preocupación por los más necesitados, como atestigua el tercer panel “La huella de Álvaro”.

En el acto de inauguración, el teniente de hermano mayor de la Hermandad de la Santa Caridad, Antonio Jiménez Filpo, dio la bienvenida a los asistentes, como anfitrión, expresó la satisfacción de la Hermandad por acoger esta exposición, y recordó la labor que desde hace cuatro siglos desarrolla la Hermandad con los más pobres y solos, con los ancianos de su Casa Hogar. A ese fin precisamente van destinadas las aportaciones voluntarias que quieran hacer los visitantes a esta muestra.