«Estamos en la Iglesia y en el mundo para amar, porque ésa es la vocación humana y cristiana»

El vicario auxiliar del Opus Dei, Mons. Mariano Fazio, presentó su libro “Libertad para amar a través de los clásicos” en la sede de posgrado de la Universidad de Navarra, en Madrid. En una entrevista para la Revista Omnes habla sobre algunos de los temas de su libro como son la libertad y la crisis de la cultura contemporánea. También aborda los debates actuales en la Iglesia o el papel de los laicos y la familia en ella.

Mariano Fazio, para la revista Omnes

Entrevista completa de María José Atienza en Omnes

El vínculo entre libertad y felicidad es algo que la sociedad promete hoy en día, aunque en opinión de Mariano Fazio, se ha separado erróneamente la libertad del amor, y pensar que la libertad es la mera elección entre muchas opciones es una visión muy pobre.

En contraposición, propone una libertad que esté orientada a elegir el fin último del amor, a Dios y a los demás, y no se quede en la mera elección entre oportunidades.

Además, subraya que pese al discurso actual en favor de la libertad, muchas personas no son libres porque viven atadas a adicciones y dependencias: “Hoy se habla mucho de libertad y, sin embargo, me parece que hay una gran falta de libertad porque lamentablemente todos estamos sujetos a las adicciones de todo tipo. La principal adicción es el egocentrismo: el hecho de centrarnos en nuestra propia comodidad, nuestro proyecto personal, etc. Junto a esto, vemos adicciones más específicas presentes en muchos sectores, como la droga, la pornografía o la ambición de bienes materiales”, afirma en declaraciones a Omnes.

Los grandes libros y sus valores

También afrontó algunos temas sobre los que escribe en su libro “Libertad para amar a través de los clásicos”, y que relaciona con la crisis de la cultura contemporánea, carente de puntos de referencia sobre qué es la persona humana. 

Propone una vuelta a los valores de las grandes obras de la literatura clásica, que son valores propiamente cristianos, como el bien, la verdad y la belleza, como sucede en Los Miserables o en Don Quijote de La Mancha. “En la historia y la literatura, los protagonistas, los grandes personajes, los más atrayentes, son aquellos que están pensando siempre en los demás”, sostiene.

Estas obras y los valores humanos y cristianos presentes en ellas pueden servir como un “preparar el terreno para plantar el Evangelio”, y dar a conocer la fe católica. Además, afirma que todas sus obras tienen este “afán apostólico y evangelizador”.

La misión de la Iglesia y de los cristianos en el mundo actual

También dio su opinión sobre algunos retos actuales de la Iglesia, como son las diferentes sensibilidades que puede haber dentro de ella, personas que no se sienten del todo aceptadas o el caer en visiones y categorías humanas.

Ante ello propone que los católicos lo sean cien por cien, “abrazando la totalidad de la fe y la vivencia cristiana en todas sus dimensiones” y no seleccionando solo aquellos aspectos que prefieran: “El cristiano tiene que ser tradicional, pero no ha de ser tradicionalista. Ha de estar abierto a la renovación sin caer en un progresismo imprudente”.

Para ejemplificar esto, señaló que los pontificados de Benedicto XVI y Francisco son perfectamente compatibles, ya que cada uno hace hincapié en unos temas, pero eso no quiere decir que olviden otros, que también mencionan.

El papel de los laicos y de la familia en la Iglesia es fundamental en su opinión, y como propuso el Concilio Vaticano II, hay que darle un impulso: ”Lo natural es que los laicos, que están en medio del mundo, en todas las instituciones sociales, políticas, económicas…, sean el fermento que cambie la masa de nuestro mundo. Y en este campo, de forma muy particular la familia, Iglesia doméstica”.

Por último, en relación a la Constitución Apostólica Predicate Evangelium por la que las prematuras personales como el Opus Dei pasan a depender de la congregación del Clero, subrayó una vez más que en la Obra, como ya dijo el Prelado, “no cambia nada sustancial, y lo más importante es conservar el carisma fundacional con la flexibilidad para responder a los desafíos del mundo contemporáneo”.