«Para sanar la herida del ecosistema primero hay que curar la del hombre»

Entrevista a José Javier Marcos (Palencia, 1961), vicario del Opus Dei para la Delegación de Madrid-Este e Islas Canarias. “Toda violencia es inaceptable y procede de la falta de valores”, asegura este abogado que ejerció en Burgos antes de ordenarse sacerdote, donde colaboró con asociaciones de lucha contra la droga y con mujeres víctimas de la violencia.

José Javier Marcos, vicario del Opus Dei para la Delegación de Madrid-Este e Islas Canarias. Foto: La Provincia.

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¿Cuál es la situación actual del Opus Dei?

En palabras de Fernando Ocáriz, actual prelado del Opus Dei, desarrollamos nuestra misión de servicio a la Iglesia en una etapa de expansión y continuidad sin diferencia en lo esencial. Desde 1975, cuando falleció nuestro fundador, la labor apostólica se ha extendido a 38 nuevos países, llegando a un total de 69 a fecha de hoy.

¿Qué conclusiones saca de su visita a Canarias?

La principal es que hay un gran dinamismo evangelizador. En Canarias nuestro apostolado se inició hace ahora medio siglo, en los que se han desarrollado diversas iniciativas educativas, asistenciales, familiares y etc. Por lo que hay canarios trabajando en países de todo el mundo.

¿Cómo está el Opus Dei en número de vocaciones?

El Opus Dei está formado por laicos y sacerdotes, que cooperan en la misión de difundir la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad, pero los sacerdotes son una minoría. A finales de octubre, recibieron el diaconado 34 profesionales de 16 países, que serán ordenados sacerdotes en mayo. Anualmente sucede algo parecido.

¿Cree que será necesario ordenar sacerdotes a casados, viri probati, como se planteaba en el último sínodo sobre la Amazonia?

Como recuerda el papa Francisco, el don del celibato es un tesoro precioso para la Iglesia. La crisis de vocaciones es un fenómeno que ha de interpelar a todos los católicos. Pienso que se ha de afrontar mejorando la misión evangelizadora, de forma que muchos jóvenes descubran la plenitud que embarga el corazón de quien sigue la llamada de Cristo.

¿Qué momento cree que vive la Iglesia con este papa?

La Iglesia vive siempre el momento de Jesucristo. El papa Francisco desea subrayar la necesidad de imprimir un claro dinamismo apostólico y llevar el evangelio hasta las últimas periferias. El espíritu del Opus Dei se encuentra en plena sintonía con sus intenciones. De hecho, el núcleo de su mensaje es promover la santidad en medio de las actividades profesionales, familiares, sociales, etc., es decir, en la vida cotidiana.

¿Cree que es posible que los divorciados puedan comulgar, estudiando caso a caso, como propone el papa?

El matrimonio supone una unión personal de vida y amor, que se instaura con el deseo de que perdure para siempre. Toda ruptura de ese proyecto es una situación dolorosa. La Iglesia se encuentra siempre disponible y cercana para atender a quienes atraviesan por esa circunstancia, de manera que cuenten con la asistencia necesaria. Muchos fieles del Opus Dei trabajan en iniciativas con objeto de favorecer la unidad familiar, la convivencia matrimonial, la educación de los hijos y etc. Esa labor encuentra siempre orientación en el magisterio constante y universal de la Iglesia. Los últimos papas se han ocupado especialmente de tratar sobre estas cuestiones en documentos que se complementan e ilustran entre sí.

¿La violencia de género en la pareja responde a falta de valores morales, como tantas otras derivas sociales de resultados desastrosos para la convivencia?

Toda violencia es inaceptable y procede de la falta de valores, pero es aún más grave si además hay agravantes de discriminación y abuso de poder, como en el caso de violencia contra la mujer. Por otra parte, la preocupación del Opus Dei es ayudar a muchas mujeres a ser protagonistas, en igualdad con los varones, en todos los campos de la vida social. Este mismo año, una mujer del Opus Dei ha recibido el mayor reconocimiento que puede haber en la Iglesia, el de la santidad. Se trata de Guadalupe Ortiz de Landázuri, investigadora y profesora, que emprendió diferentes proyectos de formación para mujeres campesinas y también en el ámbito universitario.

Antes de su ordenación trabajó en el campo de la ayuda contra la drogadicción. ¿Cómo se puede ayudar hoy en día a los jóvenes ante las drogas?

Mi experiencia demuestra que el problema de la drogadicción, además de afectar a las personas individualmente, distorsiona gravemente la convivencia familiar. Se hace necesario un trabajo de apoyo a cada familia, para que, con la ayuda de especialistas, se acierte en el tratamiento adecuado a cada caso. El mejor remedio para esta lacra es siempre la prevención, sin banalizar los efectos dañinos de cualquier droga, aunque se consideren “blandas”.

Usted ha escrito sobre afectividad y vida moral cristiana. ¿Cómo hay que entender la homosexualidad y el matrimonio homosexual?

Los homosexuales deben encontrar en la Iglesia el oportuno acompañamiento espiritual, sin que puedan producirse en ningún caso situaciones de marginación o maltrato. El catecismo recoge orientaciones precisas para el comportamiento personal y valoración de estas situaciones.

¿Debemos revisar nuestro modelo de consumo y estilo de vida para salvar el planeta?

Un cristiano debe estar en proceso de revisión constante. San Josemaría, siguiendo la famosa sentencia de San Agustín “no progresar significa retroceder” hablaba de no conformarnos nunca. Me parece que, en este sentido, meditar la segunda encíclica del papa Francisco, Laudato si’, arroja luces para un comportamiento de mayor austeridad y templanza en una sociedad consumista. Se ha hablado también de una “ecología del hombre” que implica que, para sanar la herida del ecosistema, primero hay que curar la fractura dentro del hombre. Y esto sólo es posible con la vida que nace del encuentro con Jesucristo. Por eso, se trata de una crisis eminentemente antropológica.

¿Qué debe hacer la Iglesia y sus instituciones ante la llegada de emigrantes a sus costas, como sucede en Canarias y Andalucía?

La inmigración ilegal es un grave problema al que no cabe dar la espalda. Con independencia de las políticas oficiales, la Iglesia enseña a ver en los inmigrantes personas y, por lo tanto, la imagen de Jesucristo que, como ahora en Navidad, busca acogida y humanidad. Evidentemente, esto implica también afrontar la raíz de estas situaciones ayudando al desarrollo de los países de donde estas personas se ven forzadas a salir, rompiendo con su cultura y tradiciones.

¿Alguna sugerencia para el próximo obispo de Canarias?

Nuestro fundador solía decir que el Opus Dei, que es una parte de la Iglesia, “tira del carro en la misma dirección que el obispo de la diócesis”. Por eso, los obispos saben que siempre contarán con el cariño, adhesión y oración de los fieles de la Prelatura. En Francisco Cases Andreu hemos encontrado siempre un pastor que ha sabido acoger y alentar nuestras iniciativas. Estoy seguro de que lo mismo sucederá, cuando llegue el momento, con su sucesor.

Fabio García

La Provincia