Artesanas de la materia, artistas de lo cotidiano

Durante varios días, un grupo de 30 mujeres pudo disfrutar y compartir varios talleres sobre diversos ámbitos bajo el hilo conductor de los cuidados y hacer familia en el hogar.

Varias asistentes a las jornadas HOME, en Baeza (Jaén).
Varias asistentes a las jornadas HOME, en Baeza (Jaén).

“¿La belleza dónde está? En los ojos del que mira. El artista es aquel capaz de ver la belleza en todos lados, porque si es capaz de verla la puede llevar en su vida y por tanto materializarla. Al final vivimos de lo que llevamos dentro. La belleza no solo es ver el cuadro, es ser capaz de percibir la belleza que hay detrás y por tanto vivir de ella. Eso te hace artista, porque tu mirada tiene la capacidad de ver lo bello, te hace creativa, porque te hace capaz de proyectar eso que ves en otras cosas”.

Con estas palabras de la ponencia “La trascendencia de la materia” se inauguraban las jornadas “HOME” celebradas los días 12, 13 y 14 de enero en El Rubín, Baeza. Unas jornadas que congregaron a 30 mujeres de diversas edades y sectores profesionales -docentes de colegio, catedráticas de Universidad, profesoras de FP, enfermeras, médicos, funcionarias, directivas incluso alguna jubilada-, con el objetivo de compartir experiencias, aprender conocimientos, habilidades de gestión y modos de cuidar y hacer familia. 

Todo ello en un contexto idóneo -una casa de convivencias que administra la Obra- para poder parar, reflexionar y aprender mano a mano con profesionales que se dedican al cuidado de las personas.

Las mujeres que participaron también tuvieron tiempo para compartir sus reflexiones.
Las mujeres que participaron también tuvieron tiempo para compartir sus reflexiones.

«¿Qué es la familia? ¿Qué entendemos por hogar y por casa?»

“Podemos buscar una definición y decir que es una reunión de personas con algo en común, pero creo que es más que eso, tiene muchos más matices”, planteaba en la sesión inicial una de las organizadoras de HOME.

Durante este día se abordó la definición de hogar como algo más que un simple espacio físico: un tejido de relaciones de afecto donde se cultiva el amor incondicional, la gratuidad y la comprensión, donde uno se siente amado y comprendido, donde no tiene que demostrar nada, y fruto de eso puede recuperar las fuerzas y ser él mismo, por encima de las pequeñas contradicciones que tiene la convivencia en el día a día”.

«A la hora de construir un edificio, un hogar, ¿cómo se tiene en cuenta la presencia humana y quién va a vivir ahí?»

“Eso tiene que ver con el arquitecto en cuestión -señalaba precisamente una mujer que se dedica a esta profesión, en la sesión inaugural- pero hay un tema que es fundamental: el tema de la luz, cómo nos influye. Hay otro tema que tiene que ver con hacer de la vivienda un hogar. Una casa se construye con la vida: a mí me dan una vivienda, pero yo la hago hogar y la construyo con la vida. Las verdaderas viviendas son eclécticas, no están completas con todos los muebles, se construyen con la vida; y por eso la casa hay que empezarla con muy poco, porque luego la vida irá llevando cosas que tienen su sentido. En el hogar hay cultura porque esto de aquí tiene su historia, y esto viene de no sé donde, y esto me lo regaló no sé quién… esta es la vida y es mi vida, es el lugar de mi familia”.

Endecasílabos de la prosa diaria

Uno de los temas transversales de las jornadas fue la búsqueda de la belleza en lo cotidiano. Siguiendo las palabras del fundador del Opus Dei es saber “hacer endecasílabos de la prosa diaria”, es decir, hacer de nuestra prosa, poesía; de nuestra rutina y nuestro día a día, un lienzo en el que poder pintar la belleza; en definitiva ser “artesanas de la materia, artistas de lo cotidiano”.

“Hay, sin embargo un aspecto interesante en el artista de lo cotidiano, y es que tiene que aceptar y aprender a ver la belleza de lo imperfecto. No pensar que para alcanzar la belleza hay que alcanzar la perfección, sino aprender a ver la belleza en lo disfrutable, en lo cotidiano, aunque sea imperfecto”. 

En uno de los talleres teóricos que se impartieron esos días.
En uno de los talleres teóricos que se impartieron esos días.

En definitiva, como apuntaba san Josemaría, que el artista de lo cotidiano es aquella persona que sabe encontrar ese “algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir” aquella persona que proyecta la mirada hacia esa cuarta dimensión, la del “quid divinum” que existe en todo lo real.

Trabajar “por amor y libremente”

Hacer las cosas por amor significa hacerlas libremente, no por necesidad o solo por que me paguen; y hacerlo libremente significa hacerlo por amor, porque las cosas se pueden hacer o por amor o por necesidad, y si lo hago “por amor al arte” lo hago libremente por amor”.

“A veces tenemos que hacer cosas poco creativas y necesarias, y es cierto que hacemos cosas por necesidad; pero si yo lo elijo, lo necesario puede ser libre, puedo poner amor en eso que es necesario: “yo elijo y quiero esto”, ahí está la libertad de la persona. Los actos de libertad nos hacen más libres porque son por amor”.

La meta es grande: es hacer del mundo un hogar, lo que el Prelado del Opus Dei nos insta a las personas que nos dedicamos a cuidar de los hogares de la Obra.

También se animó a las asistentes a detectar la belleza en los espacios que transitamos, el aprender a mirar y saber qué cosas nos hacen felices. “El ejercicio de cultivar la belleza es poner semillas de belleza en tu vida ¿qué cosas contemplo y disfruto en mi día a día? Puede ser una puesta de sol, la música… pero sobre todo hay gran parte de belleza en nuestra vida que tiene que ver con las relaciones personales, ya sean con personas divinas o humanas. La amistad, por ejemplo, es una de las mayores fuentes de belleza”.

Eso sí, “percibir la belleza requiere una cierta sensibilidad, y requiere también no correr demasiado. La belleza es escurridiza, te la puedes perder en la vida a fuerza de correr: o me paro a disfrutarla o me la pierdo. Para encontrarte con la belleza y verla hay que ir despacio, y no siempre se puede ir despacio, a veces es un lujo, pero por lo menos saberlo”.

Una experiencia de aprendizaje compartido

La experiencia HOME fue un aprendizaje compartido en el que hubo tiempo tanto para sesiones formativas, talleres de aprendizaje, testimonios personales, experiencias gastronómicas como momentos de contemplación, etc. “No es tanto los conocimientos técnicos lo que venimos a aprender, sino a palpar y sentir el ambiente que vamos a crear entre todas y llevar ese sentimiento al lugar donde estemos (...) La meta es grande: es hacer del mundo un hogar, lo que el prelado del Opus Dei nos insta a las personas que nos dedicamos a cuidar de los hogares de la Obra, pero que en el fondo es tarea de todas las personas”, explicaba María, una de las organizadora.

Durante el día las participantes rotaban en pequeños grupos por los diferentes talleres, lo que hacía más familiar y cercana la experiencia. La propia administración del Rubín lideraba y personalizaba las sesiones de tal manera, que todas se sintieran acompañadas en el proceso de aprendizaje. “Me ha encantado ver la ilusión con la que todas han preparado las clases y talleres; se ha notado mucho el cariño con el que nos han acogido, y eso es lo que más me ha marcado”, afirmaba Vicky una de las participantes. 

Vanesa destacaba que “lo que hace que HOME sea diferente y único son las profesoras, porque notas y palpas el cariño, la ternura, la dedicación… En HOME te das cuenta que son unas pedazo de profesionales y que tienen un plus que no se consigue en ninguna escuela de Cocina o de Hostelería”. Para Eva “ha sido una experiencia única vivida con personas de una gran talla humana y espiritual”.

Aprendieron conocimientos sobre el cuidado del tejido, tips de limpieza, cómo hacer un dulce saludable, la trascendencia de una mesa que acoge, ingredientes y trucos para cocinar… incluso realizaron diferentes menús de cocina y repostería que, posteriormente, degustaban en las comidas, meriendas y cenas de esos días.

Ana afirmaba que de esta experiencia se lleva muchas cosas, “pero lo que más me ha gustado es que a través de talleres, lo que para mi era complejo ha sido muy fácil. Me han enseñado cosas muy funcionales para el día a día, para sorprender a mi familia, a mi gente, a mis amigos”. Para Mariángeles “lo máximo han sido las clases sobre la ropa, he caído en la cuenta de que las cosas pequeñas son muy importantes y marcan la diferencia”.

Sabor en estado puro

Además de los talleres y las sesiones también vivieron experiencias gastronómicas en el amplio patio que caracteriza las instalaciones del Rubín. Una de ellas fue una comida maridada con diferentes tipos de vinos, mientras compartían reflexiones, impresiones y vivencias de esos días.

En HOME hablamos del cuidado de las personas, de la materialidad del servicio

En otro de los talleres pudieron realizar una cata de aceite. Carmen Murillo -mujer emprendedora en el mundo del aceite- se introdujo en el sector empresarial comercializando sus propias cosechas con la marca registrada Picuelite, recomendado entre los mejores aceites del mundo, según varias guías. Realizó una introducción al mundo de los sabores y aromas que desprenden los diferentes aceites de oliva virgen extra, explicó los conceptos necesarios para apreciar el oro líquido, sus valores nutricionales y analizó las diferentes cosechas de maduración del aceite y el proceso de recolección de la aceituna. Posteriormente las participantes de HOME aprendieron a catar y descubrir el aroma y el sabor de este oro jienense implicando todos sus sentidos.

Hacer y ser HOME, una aventura apasionante

La experiencia HOME ha sido una oportunidad para ilusionarse por aprender a identificar oportunidades tanto en los aspectos materiales como intangibles. Desde el inicio se ha respirado un ambiente muy familiar y profesional, el cual ha inspirado a las participantes las ganas de difundir y transformar la familia desde la materialidad y los detalles del día a día. Lo que San Josemaría denominaba “el materialismo cristiano” en el que a “ese Dios invisible, lo encontramos en las cosas más visibles y materiales”.

“Me ha encantado todo, desde la primera sesión sobre la belleza que sitúa mucho y te enseña a mirar las cosas que nos rodean con otros ojos, los conocimientos de todas las de la administración, el entusiasmo que ponen en lo que hacen, el cariño y la paciencia con la que explican… nos habéis hecho sentir en nuestra casa. El conocer gente tan variada, pero sobre todo el haber convivido con las numerarias auxiliares, son "puro amor", para mí ejemplares. He intentado traer a mi hogar un poquito de todo esto. Gracias, ha sido impresionante”, señalaba Raquel.

Ser artesanas de la materia y artistas de lo ordinario es una aventura apasionante porque en HOME hablamos del cuidado de las personas, de la materialidad del servicio. “Hemos venido a estas jornadas -afirmaba María- para pensar y reflexionar sobre cómo y a qué quiero dedicar mi tiempo, mis cuidados, todas mis energías. Vamos a enfocarnos en el cuidado de las personas, de la familia”. En este sentido “la vida hay que vivirla bellamente -concluía Elisa- y si todas queremos hacer un hogar bello, quizás no sea el más ordenado o el más limpio, sino el que tenga esa chispa de belleza que hace que quieras llegar a esa casa. Y al final, que las personas quieran ir a vuestro alrededor porque en el fondo ese alrededor, es luz”.