«Las mujeres brújula hacen sonar la música del Evangelio en todos los ámbitos»

Cristina López Schlichting entrevista a Isabel Sánchez, en COPE Fin de Semana, sobre algunos temas de su libro ‘Mujeres brújula en un bosque de retos’.

COPE Isabel Sánchez: “Las ‘mujeres brújula’ dieron el paso adelante e hicieron mejor al mundo”

‘Mujeres brújula en un bosque de retos’ (Ed. Espasa) es el título del nuevo libro de Isabel Sánchez, directora de la asesoría central del Opus Dei. ¿Qué significa? Lo ha desvelado ella misma en Fin de Semana con Cristina: “Las mujeres brújula hacen sonar la música del Evangelio en todos los ámbitos. Todas quieren hacer un mundo mejor”.

“Este deseo de aspirar a más es compatible con cualquier persona, tenga o no fe”, asegura Isabel, que no duda en reconocer que “nos ha tocado vivir en un mundo con muchos desafíos complejos y nos dejan desorientados, hay que meterlos en nuestro cuarto de estar. He encontrado mujeres que, ante eso desafíos, han hecho algo. Las llamo ‘mujeres brújula’ porque dieron un paso adelante. Hicieron un mundo mejor”.

La igualdad entre hombres y mujeres a nivel derechos parece una realidad, pero Sánchez afirma que aún hay que luchar: “Hay que seguir empujando por la igualdad de derechos, aunque parece increíble que en la sociedad que tenemos siga habiendo desigualdad”.

Sobre la igualdad de hombres y mujeres en el Opus Dei, la autora lo tiene claro: “Las mujeres tenemos total autonomía en el Opus Dei y la misma capacidad decisoria. San Josemaría apostó mucho por la capacidad de la mujer, la puso en el gobierno con capacidad igual que la del varón”.


Transcripción de la entrevista de Cristina López Schlichting a Isabel Sánchez

—Este es el siglo de las mujeres. Creo que no cabe duda alguna de que la realidad está definida en este momento por dos vectores una revolución digital que no tiene precedentes desde la época industrial del siglo XIX y una revolución antropológica que protagonizan las mujeres. Por lo tanto, hablar con una mujer que tiene, digamos, a sus órdenes, cincuenta mil mujeres en los cuatro puntos cardinales es un reto apasionante. Ella se llama Isabel Sánchez, es directora de la Asesoría Central del Opus Dei. Tiene 51 años y tras de sí, una carrera en el ámbito del derecho internacional y la filosofía del Derecho. Doña Isabel Sánchez Muy buenos días.

—Buenos días, Cristina. Gracias por invitarme a este programa.

—Encantada de saludarla. Usted tiene, digamos, entre sus preocupaciones inmediatas, todas estas mujeres que algunas son consagradas, muchas son misioneras, otras son madres de familia. Trabajan en todos los puntos del globo. ¿Cómo definiría lo que las caracteriza en común a todas ellas, si es que se puede hacer?

—Lo que les caracteriza es que son cristianas de a pie, son laicas, están difundiendo la la fe en muchísimos países, son misioneras en este sentido, como tú dices, pero no porque tengan algún tipo de vínculo de consagrada. Son personas que con su bautismo hacen brillar la fe allí donde están, a través de su trabajo, en sus propios lugares. Y lo impresionante es que, como dice el Papa Francisco, hacen sonar esa música del Evangelio en ámbitos tan diferentes como un laboratorio, la cuna de su bebé o muchos ámbitos diferentes. Lo que las caracteriza es que todas quieren hacer un mundo mejor, empezando por hacerse ellas mejores personas.

—Esto me parece muy interesante y específicamente femenino, dice quieren hacer un mundo mejor, pero haciéndose ellas mejores. Creo que esto, esto se les olvida a veces a los varones. Me va a perdonar.

—Yo conozco hombres maravillosos que también quieren ser mejores. Desde luego he visto a estas mujeres de cerca y creo que todas ellas tienen esta aspiración, aspiración que nos pone el cristianismo. Es un Dios que nos dice: te quiero santa, te quiero perfecta, te quiero mía. Y eso es muy compartible con otra gente que no tiene fe, pero tiene el deseo de aspirar a más, de ser algo mejor de lo que nosotros mismos pensamos que somos.

—Desde luego hay un sentido práctico y realista en la mujer. Se ha visto también en quienes han liderado la pandemia entre las presidencias y las jefaturas de gobierno de distintos países. Cuando se han tratado de mujeres se han manifestado particularmente eficaces. El libro de Isabel Sánchez, el libro con el que nos viene y que recoge su experiencia en este sector es Mujeres brújula en un bosque de retos. Un título muy interesante. ¿Qué quiere usted decir con esto?

—Cristina, lo primero que quería decir era que nos ha tocado vivir en un mundo que presenta muchísimos desafíos complejos, entrecruzados, que nos dejan un poco desorientados, no sabemos qué hacer. Y planteándome esos retos, para hacerlos nuestros, el primer propósito del libro era que esos retos entren en nuestro cuarto de estar, que sean míos, que la paz del mundo me interese, que el acceso a la educación, la calidad de la educación, sean problema también mío; el sufrimiento, el trabajo, el liderazgo, todos estos grandes desafíos del mundo que sean nuestro. Y encontré una serie de mujeres que ante esos desafíos han hecho algo, porque entras en un bosque no sabes por dónde ir y buscas una brújula. Y por eso se llamaba Mujeres brújula. Es una galería de unas 70 mujeres que en cada uno de estos retos diferentes supieron hacer algo, dieron un paso adelante, y que aunque parezca pequeño, cambiaron su entorno, lo descontaminaron, hicieron un mundo mejor construido y eso es lo que he querido presentar. Por eso Mujeres brújula en un bosque de retos.

—La posición de la mujer es difícil de definir, porque venimos de épocas donde el papel de las mujeres era esencialmente doméstico. Ahora estamos en la esfera pública también. Por un lado, comprendemos que el varón es distinto, pero que un compañero. Pero por otro, vemos que los derechos de igualdad no acaban de establecerse. Y si nos vamos más allá de Occidente -en eso será usted experta-, no le quiero ni contar: en tantos lugares de América, de África o de Asia. ¿Cómo está la relación entre los hombres y mujeres? Porque muchas veces hay que decirle al varón: No, señor, por aquí, no se paga igual a las personas, se asciende igual a las personas, en los consejos de administración tiene que haber igualmente mujeres, pero por otro lado se quiere rescatar la relación con el varón. ¿Usted cómo se mueve en esta cuestión?

—Pues por una parte, me parece que efectivamente hay que seguir empujando toda esta igualdad de derechos, que en las sociedades desarrolladas ya parece un poco inconcebible que se hagan distinciones por sexos. Pero mi propuesta en este libro mira un poco más allá. Es un poco más a largo plazo si queremos, porque estamos de que estamos -tomando palabras del Papa por otra parte-, en la encrucijada de la sociedad que o va hacia la sociedad del descarte o va hacia la sociedad del cuidado. Ahí es donde me parece que las mujeres tenemos el privilegio de de hacer ver al varón y a todos los demás personas en la sociedad, que cuidar a los que queremos es algo grandísimo y que eso se puede hacer en el ámbito doméstico, como lo hemos hecho hasta ahora, como en el ámbito laboral, y allí tenemos una novedad impresionante. Cuando una mujer llega al lugar de trabajo, si sabe trasladar allí esa mirada de cuidado a los que trabajan con nosotros, a los que queremos y se han quedado en casa, a los que van a ser consumidores de los productos que hacemos, esa mirada de cuidado tan propia de la mujer por los siglos, no quería que sea suya exclusivamente, sino que puede aportar tanto ahí, me parece que eso es lo que lo que nos toca aportar en esta nueva sociedad. Vamos a ser, creo yo, muy claves en esta transformación social que tenemos por delante.

—¿Usted diría que las mujeres tenemos, en cierto sentido, que feminizar a los hombres?

—¿Por qué digo feminizar? Porque vemos en realidad el cuidado como si fuera femenino y lo es en el sentido de que vemos que hay una práctica, un patrimonio de siglos, tenemos ahí un un bagaje cultural profesional, que de hecho no está reconocido. No está reconocido, parece invisible, a veces supone muchísima carga, en todos los sentidos y por eso lo consideramos a veces como algo negativo. Pero en realidad cuidar a los que más queremos es lo mejor que podemos hacer y convertir eso en una profesión, valorizarlo, visibilizarlo y hacer que pase del ámbito de la familia al ámbito social, me parece a mí que es un gran reto y ahí digo que es de los dos, los dos en el trabajo, los dos en el cuidado. aquí estamos todos juntos para hacer un mundo diferente. Y creo que la pandemia nos está facilitando intentar ver las cosas de otro modo.

—Ahí una cosa muy interesante que me han contado hombres que dirigen a hombres, y es que estos están muy desconcertados. Quiero decir que el advenimiento de una mujer muy protagonista socialmente les ha quitado roles que tenían en exclusiva tradicionalmente, y ahora experimentan una cierta inseguridad. Y por otro lado, hay una posibilidad de promiscuidad social que exime al hombre de la necesidad de tener lazos fijos. O sea, puedes tener, digamos, una perfecta vida sexual, una perfecta vida de satisfacción física, sin establecer nexos. Y esto está dificultando incluso la creación de nuevas familias. Muchas chicas jóvenes dicen: es que no encuentro chicos dispuestos a un compromiso, a un camino. ¿Ustedes están percibiendo esto?

—Sí. Y de hecho, en muchos de los retos que presento en el libro se habla de este desengaño sobre los vínculos, que se nos presentan como algo que nos esclavizan, y que nos hace no desarrollar todas las actividades que tenemos, cuando en realidad construir sobre el amor sólo lo podemos hacer obligándonos, ligándonos a algo que de verdad da sentido, que se convierte en algo sólido sobre lo que construir, que es algo que nos hace tener combustible del que sacar fuerza para ir adelante. Esos son vínculos. Y el hombre está muy acostumbrado, o los han educado últimamente, a ser autónomos, a desligarnos, y por su físico puede hacer eso en muchos temas, en concreto en el sexual. Solamente que esa falacia, esa sexualidad que se presenta como felicidad total, no la da. Promete mucho el sexo y no lo da. La felicidad es algo mucho más completo. Yo creo que ahí la mujer puede enseeñar es su compromiso con la vida, su compromiso con el dolor... Bueno, eso es lo que yo creo que podemos aportar. Y no es fácil y tengo muchas personas conocidas que no han podido construir su propia vida por no encontrar un hombre capaz de vincularse establemente, capaz de construir algo sólido, capaz de cuidar lo que no es sólo útil, lo que quizá es algo enfermo o vale menos. Eso es verdad.

—Qué interesante. Hablamos con Isabel Sánchez, directora de la Asesoría Central del Opus Dei. Hablamos de hombres y de mujeres y de este liderazgo que tiene ella sobre 50.000 mujeres de todo el mundo. ¿Cómo concebía el fundador del Opus Dei, San Josemaría, la relación entre hombres y mujeres en la dirección de la Obra? Quiero decir, ustedes efectivamente tienen como una gran división femenina, una gran división masculina, pero tengo entendido que su coordinación en Roma es de una forma específica muy interesante.

—En Roma y en todos los países, él confirió una total igualdad. Es verdad que, como dices, tenemos las mujeres total autonomía para desempeñar, para desarrollar las iniciativas que queramos en los campos que nos parezcan más oportunos. Y los hombres igual por su lado, pero en muchos campos lógicamente coincidimos y hay cosas que tenemos que hacer en común. En todo caso, hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, la misma capacidad decisoria, la misma capacidad ambos, hombres y mujeres laicos, que en una y otra parte de vetar a veces decisiones del prelado. Los consejos que tiene a su lado para asesorarle, uno de hombres y otro de mujeres, pueden hacer eso. Y esto desde el inicio. San Josemaría apostó muchísimo por la capacidad de la mujer, por la capacidad no sólo ya de llegar al máximo potencial en su vida profesional, sino en el gobierno y en la institución eclesial como la Obra. Pues ahí también la puso en el gobierno con esta capacidad exactamente igual a la del varón.

—Fíjense esta señora, que tiene poder de veto dentro del Opus Dei, que está al frente de todas estas mujeres, sin duda una referencia interesante para entender el siglo por excelencia femenino que es el siglo XXI. Su libro se llama Mujeres brújula en un bosque de retos y merece la pena escucharla. Doña Isabel Sánchez, enhorabuena y muchísimas gracias.

—Muchas gracias, Cristina. Espero que si alguien lee el libro me gustaría dejar un poco de esperanza. En algún momento digo que a menudo creo que el sufrimiento desde donde se aprende a soñar y en esta situación de la pandemia que nos ha afectado tanto a todos y en algunos países todavía más porque se une la pandemia con una situación impresionante, lastimosa. Pienso en el Líbano o en Venezuela: allí todo se hace doblemente, triplemente, difícil. Si este libro puede aportar un poco de esperanza, que con pequeños gestos en nuestra propia vida podemos mejorar nuestro alrededor y sembrar un futuro un poco mejor, yo ya me quedaría muy satisfecha.