Introducción "Sacerdotes para la nueva evangelización"

Conferencia de Mons. Alvaro del Portillo, Gran Canciller de la Universidad de Navarra, en la clausura del XI Simposio Internacional organizado por la Facultad de Teología (1990).

Con todo cariño y con todo respeto saludo a los que están aquí presentes. Me perdonaréis que no haga la enumeración habitual de excelentísimos e ilustrísimos señores, etc. Os llevo a todos en el corazón y esto es mucho más.

Pocos días antes de dejar la Ciudad Eterna, la sede de Pedro, he tenido el gozo sumo de asistir a la Audiencia en la que Su Santidad Juan Pablo II ha mandado, a petición de la Congregación para las Causas de los Santos, extender el Decreto de heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer. Comprenderéis que, como hijo de tan fiel servidor de la Iglesia, de las almas, mis palabras tomen un sesgo particular, que me lleva a referirme a este sacerdote que se hizo romano hasta lo más íntimo de su ser, porque estaba persuadido de que romano, en la Iglesia, es sinónimo de universal, válido, por tanto, para todos los ambientes y para todas las personas del mundo entero.

Concluimos hoy este Simposio Internacional de Teología, en el que se han abordado cuestiones centrales sobre la naturaleza del ministerio sacerdotal, sobre la espiritualidad del sacerdote, su formación, su acción pastoral y evangelizadora. El caudal y la calidad de las aportaciones al Simposio, constituirá —especialmente, con la publicación de las Actas— un material muy útil para enriquecer las actuales reflexiones, en las que toda la Iglesia está empeñada con vistas a la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos.

En este contexto deseo también situar las presentes consideraciones que, bajo el título «Sacerdotes para una nueva evangelización», hacen directa referencia a la nueva empresa evangelizadora —nueva y a la vez vieja, porque comenzó en Cristo hace veinte siglos— que los tiempos reclaman y a la que el Santo Padre Juan Pablo II nos impulsa 1 . Tenemos todos bien patente que el Concilio Vaticano II asoció a la causa de la renovación de la Iglesia toda su enseñanza, y en particular los Decretos sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, y sobre la formación sacerdotal 2 .

Yo tenía previsto para este Simposio otra Conferencia, pero ha llegado ese momento tan importante para el Opus Dei que es el Decreto con la declaración de virtudes heroicas de nuestro Fundador, y me ha parecido lógico —dejando de lado lo que había preparado, que sería más o menos repetir las cosas que tan doctamente han sido dichas por unos y por otros— presentar un testimonio de las virtudes sacerdotales vividas por Mons. Escrivá. Me complace ofrecerlo además precisamente bajo el título «Sacerdotes para una nueva evangelización».