El primer aniversario de la fundación del Opus Dei sin el Hno. Gregorio Reta, C. M.

Durante más de 75 años fue sacristán en la basílica de la Milagrosa, en la que san Josemaría recibió “la iluminación sobre toda la Obra”. Conoció también al beato Álvaro del Portillo. En la homilía de su funeral y en un artículo recordaron el cariño con que explicaba la relación del templo con el Opus Dei.

El Hno. Gregorio Reta con un grupo de chicas que visitaban La Milagrosa

En la página web de los misioneros paúles se puede leer una semblanza, en la que se relata que el Hno. Gregorio Reta Orzanco, C. M. nació en Lerga (Navarra), el día 9 de mayo de 1926. Ingresó en la Congregación de la Misión el 19 de septiembre de 1944, en Hortaleza (Madrid). La andadura vicenciana del Hno. Gregorio Reta se condensa toda ella en la Casa de García de Paredes, 45, en Madrid, y en la anexa Basílica-Parroquia de la Milagrosa. Porque el Hno. Reta tuvo un solo destino: sacristán, cuidador, vigía, mantenedor (los calificativos pueden ampliarse casi hasta el infinito) de la Basílica-Parroquia de la Milagrosa. Aquí llegó el 1 de septiembre de 1947 y aquí ha estado hasta su fallecimiento. Y siempre con una actividad continua y constante. Incluso, en estos últimos años, cuando ya estaba bastante débil, él seguía pendiente de “su querida” Basílica.

Muchas personas de la Obra, cooperadores y amigos aprovechaban el paso por Madrid para acudir a La Milagrosa porque allí fue -en la Casa Central de los PP. Paúles, durante unos ejercicios espirituales-, donde san Josemaría fundó el Opus Dei. Era frecuente que el Hno. Gregorio Reta se ofreciera para guiarles en la visita.

El hermano Gregorio Reta junto a un cartel de la exposición de la beatificación de Álvaro del Portillo

De hecho, en la homilía de su funeral, se recordaba: “ha conocido y dado testimonio ante cristianos de todo el mundo que han visitado esta casa. Sobre todo ha disfrutado con los peregrinos del Opus Dei, a los contaba con detalle la experiencia espiritual de San Josemaría en este lugar y las visitas del Santo con el Beato Alvaro del Portillo a orar ante la Virgen Milagrosa cuando pasaban por Madrid”.

El periodista Alfonso Ussía, parroquiano de la Basílica-Parroquia de la Milagrosa, recogía en un artículo -publicado con motivo del 90 cumpleaños- unos recuerdos del Hno. Gregorio Reta sobre el fundador de la Obra y el beato Álvaro: “Los vi muchas veces, pero no quise molestarlos. Don Josemaría y Don Álvaro. Escrivá de Balaguer y Portillo. Se colocaban en la última fila del templo. Rezaban. De aquellas oraciones el Señor le dio fuerzas para fundar el Opus Dei, esa gran obra. No, no, no los saludé personalmente. Ellos venían a hablar con Dios, no con un hermano Paúl pesado e inoportuno. Y fueron muchas, muchísimas sus visitas al último banco”.

Su gran corazón y su infatigable labor fue descrita en la homilía del funeral. “¡Cómo admiraba el Hermano Reta a san Josemaría y cómo valoraba a los miembros del Opus Dei, lo mismo que a toda la Familia Vicenciana, aquí representada! Como fac totum en esta Basílica le ha tocado colaborar con la Asociación de la Medalla Milagrosa, con las Voluntarias de la Caridad, con la Sociedad de San Vicente de Paul, lo mismo que con Adoración Nocturna, Hermandad de la Virgen de la Victoria y demás asociaciones presentes en la Basílica”, contó el predicador.

Alfonso Ussía concluía su artículo con estas palabras: “Sigue moviéndose como un ratón por el templo. Reza, arregla, reza, ayuda, reza, atiende, reza y no descansa. Los hombres son paisajes que andan, que cambian de sitio, y el escenario sagrado de la Milagrosa no puede entenderse ni interpretarse sin la figura del hermano Reta. Cuando falte, por ahí seguirá caminando o volando su espíritu, siempre custodiando a Cristo y al amor de su vida. La Virgen. La que le hace llorar todos los días cuando se figura su dolor de Madre”.

Sirvan estas letras como homenaje a este buen hijo de San Vicente de Paúl, sobrio, humilde, trabajador, callado.