Día de San Josemaría​

Rafael Gutiérrez Amaro escribe un artículo sobre el fundador del Opus Dei, con motivo de su fiesta.

La Nueva España Día de San Josemaría (PDF)

El día 26 de junio se celebró la fiesta del día de San Josemaría, un santo español fundador del Opus Dei y muy conocido por estas tierras de Asturias, en donde su obra está muy extendida.

San Josemaría nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro, Huesca, y murió el 26 de junio de 1975 en Roma.

Su Obra está extendida por más de 68 países, siendo más de 92.000 los miembros que la componen: sacerdotes y laicos. Dos personas más, don Álvaro y Guadalupe Ortiz, son ya beatos.

Durante su vida, San Josemaría se dedicó de una manera exclusiva a hablar de Dios y a vivir ejerciendo en grado heroico su doctrina. Durante su infancia y su juventud Dios lo fue preparando para conseguir que entendiera que tenía que hacer ver a toda persona, en todo el mundo, que son divinos todos los caminos de la tierra. No fue fácil. Fueron necesarios mucho sacrificio, mucha mortificación, mucha penitencia, muchas horas dedicadas a los enfermos y a los pobres de aquel Madrid, en los años previos a la guerra civil española.

En 1928, el 2 de octubre, haciendo unos ejercicios espirituales en la Casa Central de los padres Paúles, en García de Paredes, en Madrid, vio una luz espléndida, maravillosa, un horizonte claro, un faro potente; vio con toda claridad lo que Dios quería. Era una novedad pues tenía que trasladar a las entrañas del mundo la llamada a la santidad.

Hasta entonces se hablaba mucho de la santidad de los sacerdotes, de los religiosos, de las religiosas, de los monjes, pero no -o muy poco- de la santidad del campesino, de la enfermera, del maestro, del ejecutivo, del padre o de la madre de familia, del enfermo, del que está en paro...

Esas eran las sendas que tuvo que abrir San Josemaría; a base de mucho y mucho sacrificio, de mucha y mucha oración, de muchos desvelos y de muchas incomprensiones. Siempre se ha dicho que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Los caminos del Señor son arduos; y esto se debe a que las metas y los objetivos son trascendentes, divinos, infinitos. Y lo que parecía imposible se hizo realidad y ahora el Opus Dei está extendido por toda la tierra y su mensaje lo viven personas de las más diversas condiciones sociales. “La pata de la mesa” al final sirvió para escribir y para grabar a fuego en las almas esta doctrina de santidad.

Las incomprensiones ¡incomprensiblemente! también fueron de utilidad y todo sirvió para construir esta maravilla en medio del mundo, una maravilla que ha hecho posible qué miles y miles de personas se encuentren de frente con Jesucristo, con su Evangelio, con sus sacramentos, con su Iglesia, y se encuentren también de frente con todos los hombres y mujeres, con todos los seres humanos.

Rafael Gutiérrez Amaro

La Nueva España