Adoración eucarística entre Alcalá y la Gran Vía

La asociación eucarística del Caballero de Gracia celebra el cuarto centenario de su fundación. Desde 1993, por un acuerdo entre la Asociación Eucarística, la Diócesis de Madrid y la Prelatura del Opus Dei, la atención sacerdotal de este Oratorio está encomendada a sacerdotes de la Obra

La Misa solemne fue celebrada por el Sr. Cardenal-Arzobispo de Madrid D. Antonio María Rouco Varela

Bajo la Presidencia de Honor del Rey, la Asociación Eucarística del Caballero de Gracia ha comenzado los actos de celebración de su IV Centenario. El acto central de este inicio fue la Misa solemne celebrada el 15 de noviembre por el Sr. Cardenal-Arzobispo de Madrid D. Antonio María Rouco Varela, en la que agradeció que se adorara al Santísimo todos los días en el Real Oratorio: "Esta Adoración al Santísimo en el centro de Madrid es muy importante para la Iglesia y para la ciudad de Madrid".

Una buena "medicina" al alcance de todos

El día anterior hubo una mesa redonda con diversos discursos, entre otros el del Presidente de la Asociación de Amigos de la Gran Vía, Alfredo Amestoy, que glosaron la figura del Caballero de Gracia y sus diversas fundaciones benéficas y religiosas, y las obras de arte que se pueden contemplar en el Real Oratorio. Se recordó también que por el Oratorio de la Asociación, a lo largo de los siglos han pasado muchos miles de personas para rezar ante el Santísimo Sacramento y para reconciliarse con Dios en el sacramento de la confesión.

Un momento de la mesa redonda

D. Juan Moya, rector del Real Oratorio recordaba que "hoy siguen siendo muchas las personas que saben que en este lugar, en plena Gran Vía,  encontrarán el silencio y el recogimiento necesarios para reflexionar sobre aspectos importantes de nuestra vida que a veces nos preocupan, y que cuando los “hablamos” con el Señor, junto al sagrario, encontramos luces nuevas para abordarlos, y la paz y sosiego que todos necesitamos: es una buena “medicina”, muy al alcance de todos, de gran eficacia “terapéutica” en tiempos de dudas y crisis existenciales, con tal de que uno quiera tener la sinceridad y la valentía de ir a las raíces de las cosas."

Santa María Micaela, el Hermano Rafael y San Josemaría

Era lógico, y gran motivo de alegría, recordar también que entre tantos miles de personas que han pasado por aquí, algunos son venerados en los altares: "el último, el recientemente canonizado Hermano Rafael, San Rafael Arnáiz, que acudía al Oratorio en sus años de estudiante de Arquitectura en Madrid, en los años 30 del pasado siglo.

El Fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá, predicó ejercicios espirituales a profesores de la Universidad Central en 1945 en el Oratorio de Caballero de Gracia y seguramente adorara al Santísimo en este Oratorio en otras muchas ocasiones. Junto al Santísimo Sacramento buscó las fuerzas para extender el mensaje que Dios le había pedido: que todos los hombres están llamados a la unión con Cristo mediante la santificación del trabajo y de las circunstancias ordinarias de la vida: “el santo de lo ordinario”, lo llamó Juan Pablo II en la homilía de la ceremonia de canonización el 6 de octubre de 2002.

Real Oratorio Caballero de Gracia

Santa María Micaela, santa madrileña, enamorada del Santísimo Sacramento vino a rezar a este Oratorio en muchas ocasiones. Y San Simón de Rojas, sucesor del Caballero de Gracia, que durante 13 años predicó semanalmente en el Oratorio, con gran eficacia espiritual. Y otros, aún en proceso de canonización como el Venerable Palafox, y diversas religiosas Concepcionistas Franciscanas".

El hombre del siglo XXI necesita descubrir a Dios en su vida

En una entrevista concedida a una emisora de radio, el Rector del Oratorio contestaba a la pregunta de qué puede encontrar hoy, un hombre o una mujer del siglo XXI, en una Asociación de fieles, secular, nacida aún en el siglo de Oro, en momentos históricos, culturales y morales tan distintos a los nuestros: “Efectivamente las cosas han cambiado bastante, pero un hombre o una mujer, joven o menos joven, del siglo XXI… y de cualquier siglo, necesita seguir buscando esencialmente lo mismo que buscaban aquellos hombres y mujeres, fueran de la nobleza –como los numerosos Reyes e Infantes que pertenecieron a la Congregación-, o de las Letras –como Lope de Vega, sucesor del Caballero de Gracia, y Tirso de Molina-, o del mundo jurídico –como Antonio Barbosa-, o del pueblo sencillo, como la inmensa mayoría de los que por aquí han pasado.

Pueden buscar lo mismo porque las circunstancias pueden cambiar, pero lo esencial, lo importante, lo definitivo no cambia, porque el hombre, como ser humano, tiene siempre el mismo fin, lo sepa o no; el sentido verdadero de su vida es siempre el mismo; ha sido creado para alcanzar la misma meta independientemente de la época histórica en la que le haya tocado vivir… Y ese fin, y esa meta, es, sencillamente, irse al Cielo después de haber hecho el bien en la tierra –en la familia, en el trabajo, en las relaciones sociales…-, después de haber comenzado y recomenzado más o menos veces en su vida el camino que nos conduce a él. Para eso el hombre del siglo XXI necesita descubrir a Dios en su vida, y ponerle en el centro de su existencia, como corresponde a una criatura que ha sido creada por amor y para amar”.