Mensaje del Prelado (1 julio 2018)

La solemnidad de san Pedro y san Pablo es una invitación para rezar por la Iglesia, por el Papa y por todos los que sufren persecución.

El pasado viernes celebramos la solemnidad de san Pedro y san Pablo. En el Evangelio de la Misa hemos vuelto a escuchar la promesa de Jesús a Pedro: «Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no prevalecerá contra ella» (Mt 16,18). Estas palabras nos recuerdan también el itinerario espiritual que desde muy temprano nos propuso san Josemaría: Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam.

Desde los tiempos apostólicos, la Iglesia ha sufrido y sigue sufriendo persecuciones y también ataques internos a su unidad. Esta realidad, lejos de llenarnos de desaliento, nos ha de llevar a una siempre renovada visión de fe –que es don de Dios–, que se manifieste en oración por la Iglesia, por el Papa y, de modo particular, por todos los que sufren persecución a causa del Evangelio.

Pamplona, 1 de julio de 2018