San Pablo y la divinidad de Jesucristo

El profesor Robert Gahl explica que el Apóstol tuvo una gran intimidad con Cristo. En Él descubrió al Hijo de Dios, al Señor, al Mesías. 10º vídeo con motivo del año paulino (01’46’’).

"Con Cristo estoy crucificado: vivo, pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí". Gálatas 2, 20. 

"Con Cristo estoy crucificado: pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí". Estas palabras son de San Pablo, el Apóstol, que tuvo, desde el momento de su conversión, una profunda intimidad con Jesús. Con Jesús hecho hombre. 

En efecto, San Pablo fue profundamente consciente de que Jesús es el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad. Con esas palabras referidas al sentido de la crucifixión, está explicando cómo a través del sufrimiento y la penitencia, podemos identificarnos con Jesucristo y vivir, por medio de su Resurrección, una nueva vida en Dios. 

Podemos vivir identificados con Cristo, podemos descubrirle, si experimentamos sus mismos sentimientos, si identificamos nuestra voluntad y entendimiento con los suyos. 

Así, podemos considerar a Jesús como nuestro Dios, como nuestro Señor, nuestro Mesías. Así lo entendió San Pablo tras su conversión, cuando cegado por una gran luz venida del cielo, entendió que persiguiendo a Cristo, perseguía al mismo Dios, a su Redentor, al Mesías.


Vídeo publicado en 2009 con motivo del Año Paulino. El Año Paulino fue un jubileo convocado por el papa Benedicto XVI en conmemoración del bimilenario del nacimiento del apóstol Pablo de Tarso. Se celebró entre el 28 de junio de 2008 y el 29 de junio de 2009. Tuvo un marcado carácter ecuménico, según los deseos del pontífice.