Los laicos, llamados a la perfección cristiana

El Papa Benedicto XVI ha recordado a los laicos que deben afanarse en la búsqueda de la santidad. Ofrecemos unas declaraciones del Santo Padre tras las recientes beatificaciones.

'Todos los bautizados están llamados a la perfección de la vida cristiana'.

Tras la Misa celebrada en la basílica del Vaticano por el Cardenal José Saraiva Martins, en la que fueron proclamados beatos Charles de Foucauld, Maria Pia Mastena y Maria Crocifissa Curcio, el Papa saludó desde su ventana a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

Tras el rezo del ángelus, el Papa explicó que los nuevos beatos se añaden al gran número de aquellos que “durante el pontificado de Juan Pablo II fueron expuestos a la veneración pública, siguiendo así lo que había sido subrayado con firmeza por el Concilio Vaticano II: todos los bautizados están llamados a la perfección de la vida cristiana: sacerdotes, religiosos y laicos, cada uno según su propio carisma y su vocación específica”.

A continuación, recordó que el Concilio atribuyó a los laicos un importante papel, dedicándoles “todo un capítulo –el cuarto- de la constitución ‘Lumen Gentium’, que define su vocación y su misión, enraizadas en el bautismo y en la confirmación, y orientadas a la búsqueda del Reino de Dios, a partir de las cosas temporales orientadas hacia Dios”.

Igualmente, dijo Benedicto XVI, “los padres conciliares aprobaron un decreto específico sobre el apostolado de los laicos: ‘Apostolicam Actuositatem’. La fecundidad del apostolado de los laicos depende de la unión de su vida con Cristo, es decir, de una fuerte espiritualidad alimentado por la participación activa en la liturgia y expresada en el estilo de las bienaventuranzas evangélicas”.

“Las capacidades profesionales, el sentido de la familia, el sentido cívico y las virtudes sociales son muy importantes para los laicos. Es verdad que son llamados individualmente a dar testimonio con sus vidas, particularmente allí donde la Iglesia está amenazada. De hecho, el Concilio insistió en la importancia del apostolado organizado, necesario para poder influir sobre la opinión pública, la sociedad y las instituciones. Juan Pablo II quiso dedicar la asamblea sinodal de 1987 a la cuestión de la vocación y la misión de los laicos, que dio lugar a la exhortación apostólica ‘Christefideles Laici’”.

El Papa terminó con una referencia a la beatificación de Eurosia Fabris, madre de familia que acogió a numerosos niños que habían quedado huérfanos tras la primera Guerra Mundial, y la propuso como “modelo de vida cristiana en el estado laico”.

VIS (traducción propia)